doi: 10.56294/pa202370
REVISIÓN
Cuba’s participation in international development cooperation and its relationship with North-South imbalances in global governance
La participación de Cuba en la cooperación internacional para el desarrollo y su relación con los desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global
Yolier Izquierdo Cuellar1 *
1Maestría en Asuntos Políticos y Políticas Públicas (MAPPP), El Colegio de San Luis. A.C, México.
Citar como: Izquierdo Cuellar Y. Cuba’s participation in international development cooperation and its relationship with North-South imbalances in global governance. Southern perspective / Perspectiva austral. 2023; 1:70. https://doi.org/10.56294/pa202370
Enviado: 07-06-2023 Revisado: 08-09-2023 Aceptado: 21-12-2023 Publicado: 22-12-2023
ABSTRACT
The research focuses on Cuba’s participation in international development cooperation and its relationship with North-South imbalances in global governance, examining how Cuba has developed its international cooperation strategy. Cuba’s international cooperation policies and practices are analyzed, including its technical and humanitarian assistance programs, and it is examined how they have adapted to the changing political and economic circumstances of the region. It assesses Cuba’s role in global governance, particularly in relation to international and regional organizations, and discusses how it has used its position to further its development interests and goals. The research shows that Cuba’s participation in international development cooperation has been significant and has had a positive impact on reducing North-South imbalances. However, Cuba’s ability to influence global governance is still limited, due to its political and economic situation and the hegemony of the North in global decision-making.
Keywords: Cuba, Cooperation, North-South Imbalances, Governance, Latin America, Inequality.
RESUMEN
La investigación se centra en la participación de Cuba en la cooperación internacional para el desarrollo y su relación con los desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global, examina cómo Cuba ha desarrollado su estrategia de cooperación internacional. Se analizan las políticas y prácticas de cooperación internacional de Cuba, incluyendo sus programas de asistencia técnica y humanitaria, y se examina cómo se han adaptado a las cambiantes circunstancias políticas y económicas de la región. Evalúa el papel de Cuba en la gobernanza global, en particular en relación con las organizaciones internacionales y regionales, y se analiza cómo ha utilizado su posición para promover sus intereses y objetivos de desarrollo. La investigación demuestra que la participación de Cuba en la cooperación internacional para el desarrollo ha sido significativa y ha tenido un impacto positivo en la reducción de los desequilibrios Norte-Sur. Sin embargo, se destaca la capacidad de Cuba para influir en la gobernanza global sigue siendo limitada, debido a su situación política y económica y a la hegemonía del Norte en la toma de decisiones globales.
Palabras Clave: Cuba; Cooperación; Desequilibrios Norte-Sur; Gobernanza; América Latina; Desigualdad.
INTRODUCCIÓN
La cooperación internacional es un término que se utiliza para referirse a la colaboración entre países, organizaciones y personas para abordar problemas y desafíos globales y para lograr objetivos comunes. Es esencial para abordar muchos de los desafíos más importantes que enfrenta el mundo hoy en día, incluyendo la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, los conflictos armados, la migración y la salud pública.
La gobernanza global se refiere a la toma y aplicación de decisiones en el ámbito internacional, con el objetivo de mejorar la capacidad de los actores internacionales para cooperar y tomar decisiones colectivas en áreas de interés común. Esta cooperación involucra a gobiernos, organizaciones internacionales, sociedad civil y sector privado, y se basa en normas, acuerdos y mecanismos de cooperación. El enfoque de la gobernanza global es promover la cooperación internacional y la toma de decisiones compartidas para abordar problemas globales y garantizar un mundo justo, seguro y sostenible.
La participación de Cuba en la cooperación internacional para el desarrollo y su relación con los desequilibrios Norte-Sur dentro de un contexto de gobernanza global sido objeto de interés para investigadores y académicos. La cooperación internacional para el desarrollo es esencial para abordar los desequilibrios y desafíos que enfrentan los países en desarrollo, y Cuba ha desempeñado un papel importante en este campo.
En este artículo, se analizará la participación de Cuba en la cooperación internacional para el desarrollo y su relación con los desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global. Se explorará el enfoque de la política exterior cubana en materia de cooperación para el desarrollo y cómo este enfoque ha influido en la cooperación internacional en general. También se abordará la relevancia de la cooperación Sur-Sur en la estrategia de política exterior de Cuba y cómo se relaciona con los desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global.
Antecedentes de la política exterior de Cuba antes de la Revolución Cubana en 1959
Antes del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, la política exterior de Cuba estuvo fuertemente influenciada por su dependencia económica y política hacia los Estados Unidos. Durante gran parte del siglo XX, Cuba fue vista como un protectorado de Estados Unidos y su política exterior estuvo subordinada a los intereses de su vecino del norte.
Tras la intervención estadounidense y la aprobación de la Enmienda Platt en 1901, que otorgaba a Estados Unidos el derecho de intervenir en los asuntos internos cubanos, Cuba se convirtió en una república independiente en 1902, aunque con limitaciones impuestas por dicha enmienda. En 1903, se firmó el Tratado de Reciprocidad con Estados Unidos para fomentar el comercio y reducir aranceles aduaneros, lo que aumentó la dependencia económica de Cuba con respecto a su vecino del norte.
Los Tratados Permanentes de Relaciones firmados en 1934 marcaron un hito importante en la política exterior de Cuba al modificar la Enmienda Platt y otorgar al país una mayor autonomía en sus decisiones políticas y diplomáticas. Estos tratados representaron un paso significativo hacia la consolidación de la soberanía de Cuba y su capacidad de ejercer una política exterior independiente.
Al modificar la Enmienda Platt, los Tratados Permanentes de Relaciones eliminaron algunas de las disposiciones más restrictivas impuestas por Estados Unidos. Esto permitió a Cuba tomar decisiones más autónomas en asuntos internacionales y tener un mayor control sobre su política exterior. Los tratados contribuyeron a fortalecer la posición de Cuba como un actor independiente en la arena internacional y a defender sus intereses como nación soberana.
La modificación de la Enmienda Platt a través de estos tratados representó un logro significativo para Cuba, ya que permitió reducir la influencia extranjera en su política y promovió su capacidad de tomar decisiones en función de sus propios intereses nacionales. Aunque la influencia de Estados Unidos en la política cubana continuó siendo relevante, los Tratados Permanentes de Relaciones sentaron las bases para una mayor autonomía en la política exterior de Cuba y marcaron un paso importante hacia la búsqueda de una mayor independencia en sus relaciones internacionales.
Durante la década de 1940 y principios de la década de 1950, Cuba mantuvo relaciones diplomáticas y comerciales estrechas con los Estados Unidos y se alineó con las políticas internacionales de este país. Sin embargo, en la década de 1950 comenzó a surgir un movimiento de oposición al gobierno de Fulgencio Batista que criticaba su dependencia de Estados Unidos y su falta de independencia en materia de política exterior. En este contexto, surgió el Movimiento 26 de Julio, liderado por Fidel Castro en la década del 1950, mostrando el punto de quiebre de la política exterior cubana y promovió la lucha contra el imperialismo estadounidense y la búsqueda de una política exterior más independiente y solidaria con los movimientos de liberación en América Latina.
Política exterior al servicio de la Revolución Cubana
A inicio del Proceso Revolucionario en Cuba, se descubrió que las relaciones exteriores del estado estaban lideradas por el Departamento de Estado, que había sido establecido durante la primera intervención estadounidense. Este departamento había sido diseñado para ser utilizado según los intereses de los Estados Unidos, resultando insuficiente para cubrir las necesidades e intereses de la política exterior revolucionaria del Estado Cubano.
El gobierno revolucionario de Cuba reconoció la necesidad de establecer un Ministerio de Relaciones Exteriores el 23 de diciembre de 1959. El objetivo era reemplazar el antiguo y obsoleto Departamento de Estado y además se designa a Raúl Roa como su primer Ministro. A partir desde ese momento Cuba ha basado su política exterior en los principios fundamentales del derecho internacional, incluyendo el respeto a la soberanía, la autodeterminación de los pueblos, la igualdad entre los Estados y la cooperación internacional.
La actuación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba se fundamenta en los lineamientos e instrucciones provenientes de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Consejo de Estado y el Consejo de Ministros, que son los órganos supremos de la República. Según lo establecido en la Constitución de la República, el Ministerio es el encargado de dirigir y coordinar la política exterior cubana en estrecha colaboración con otros organismos estatales.
Según datos de la Cancillería de Cuba, mantiene relaciones diplomáticas con 187 países y cuenta con 148 representaciones en el extranjero distribuidas en 121 países. Estas representaciones incluyen 120 embajadas, 1 sección de intereses, 20 consulados, 4 oficinas diplomáticas y 4 representaciones ante organismos internacionales.
La política exterior de Cuba se rige por los principios fundamentales del Derecho Internacional, los cuales son pilares clave en sus relaciones internacionales. Estos principios incluyen el respeto a la soberanía, la independencia y la integridad territorial de los Estados, así como el reconocimiento del derecho de los pueblos a la autodeterminación. Además, Cuba promueve la igualdad entre los Estados y los pueblos, rechaza cualquier forma de injerencia en los asuntos internos de otros Estados y aboga por el establecimiento de relaciones pacíficas entre las naciones.
El internacionalismo, el antimperialismo, la solidaridad y la unidad entre los países del Tercer Mundo son los pilares fundamentales de la política exterior cubana. Estos valores orientan las acciones y decisiones del país en el ámbito internacional, buscando promover la justicia social, la cooperación entre naciones y la lucha contra el imperialismo.
Legrá aplica que Cuba comenzó en diciembre de 1961 su labor internacionalista con el apoyo a los revolucionarios argelinos en su lucha contra los colonialistas franceses. En mayo de 1963, una misión médica llegó a Argelia para establecer un programa de salud pública, que ha sido el inicio de las misiones médicas un aspecto fundamental de la política exterior y una de sus principales fortalezas.
Cuba ha ofrecido cooperación internacional desde 1960, a través de programas y proyectos en diversas áreas, como salud, educación, ciencia y tecnología, cultura y deportes. A pesar de las dificultades, Cuba ha mantenido su compromiso con la cooperación y la solidaridad internacional, proporcionando capital humano altamente capacitado en varios países, especialmente en Latinoamérica.
En el ámbito internacional, Cuba ha estado involucrada en la mediación de conflictos en África y Asia. Durante la década de 1970, Cuba desempeñó un papel importante en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica y proporcionó apoyo a los movimientos de liberación en África. En el ámbito asiático, Cuba ha participado en la mediación de conflictos en países como Corea del Norte y Palestina. Mejorando su influencia en diversos foros internacionales. Además, se promovió la integración selectiva de Cuba a la economía mundial a través de políticas para atraer inversión extranjera, acuerdos comerciales regionales y el turismo internacional, manejadas por empresas conjuntas.
El gobierno de Cuba realizó esfuerzos exitosos en la resolución de conflictos regionales y extra regionales, un ejemplo destacado fue el papel de Cuba en la mediación de los conflictos en Centroamérica en la década de 1980. En ese momento, Cuba desempeñó un rol importante en el impulso de la paz en la región y facilitó conversaciones entre las diferentes partes en conflicto.
A partir de los años noventa, después del colapso del sistema socialista en Europa del Este y la desintegración de la ex URSS, la principal consecuencia para Cuba fue de carácter económico. El país dejó de recibir las ayudas y el apoyo económico que antes provenían de la URSS, lo que llevó a la pérdida de sus mercados tradicionales de aprovisionamiento y exportación. Esta situación generó una crisis en la isla que se prolongó hasta 1994. Para superarla, Cuba implementó una estrategia basada en la búsqueda de mercados alternativos, la reforma de industrias tradicionales como la azucarera y la atracción de inversiones extranjeras, aunque con ciertas limitaciones. La recuperación económica, aunque frágil, brindó un respiro al gobierno cubano y le permitió consolidar relaciones con otros mercados en un intento de eludir las restricciones impuestas por las políticas estadounidenses destinadas a asfixiar el régimen castrista.
Según Domínguez las diferencias entre Estados Unidos y sus aliados en relación con Cuba brindaron una oportunidad para establecer relaciones con la Unión Europea y Canadá. Sin embargo, las demandas de apertura política por parte de estos actores internacionales, como se reflejó en la Postura Común de la Unión Europea hacia Cuba, han limitado el avance en las relaciones, especialmente en el caso de España y Canadá, a pesar de que siguen siendo socios comerciales importantes. Ante esto, la diplomacia cubana se centró en aprovechar la simpatía generada por la revolución en algunos países en desarrollo, especialmente destacando los logros en campos como la educación y la sanidad, que despertaron interés y envidia en otros estados del Sur.
La política exterior de Cuba hacia el Caribe y América Latina ha sido de gran relevancia debido a razones históricas y geográficas. Cuba ha encontrado mayor simpatía en esta región, independientemente de su régimen político, y ha participado en foros donde Estados Unidos no está presente. Durante la década de los 90, se fortalecieron las relaciones con el Caribe anglófono a través de la Comunidad del Caribe (CARICOM), restableciendo vínculos con países como Jamaica y Barbados, y participando en la Asociación de Estados del Caribe (en lo adelante AEC). Estos espacios han sido favorables para Cuba, ya que no se enfocan en la liberalización económica o el libre comercio, lo cual habría sido problemático para el régimen cubano.
Además, otros eventos y relaciones facilitaron la acción de Cuba en la región. Las estrechas relaciones entre la AEC y el grupo conformado por México, Colombia y Venezuela, junto con la falta de avance de la iniciativa estadounidense para la zona (la Iniciativa para la Cuenca del Caribe), permitieron el desarrollo de proyectos económicos y políticos regionales. La inclusión de los países centroamericanos en estos procesos también permitió restablecer contactos que se habían visto afectados tras el fracaso del gobierno sandinista en Nicaragua.
Cuba también ha prestado atención a otros foros, como el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (en lo adelante SELA), el Grupo de Río, la Asociación Latinoamericana de Integración (en lo adelante ALADI) y las Cumbres Iberoamericanas. Aunque el SELA estaba en declive en los años 90, la presencia cubana en la organización y los contactos con la AEC le brindaron la oportunidad de retomar algunas iniciativas, mientras los países más grandes de la región se enfocaban en otros procesos de integración o acuerdos comerciales con Estados Unidos.
La participación de Cuba en el Grupo de Río y las Cumbres Iberoamericanas también fue relevante. Inicialmente, las diferencias con Estados Unidos y la simpatía hacia la experiencia cubana facilitaron los contactos, pero con el tiempo se complicaron a medida que aumentaron las demandas de democratización. La Cumbre Iberoamericana de La Habana marcó un punto de inflexión, ya que el régimen cubano fue abiertamente criticado por su falta de compromiso con la democracia, especialmente por parte de España, generando tensiones que persisten hasta el día de hoy.
A pesar de las dificultades, Cuba logró avanzar significativamente en la rearticulación de sus relaciones exteriores, tanto políticas como económicas, con naciones europeas, latinoamericanas y del Caribe. También ha participado activamente en foros multilaterales y regionales, demostrando una creciente articulación con el entorno externo. Los principios básicos que han guiado la política exterior cubana desde la Revolución, como el anti-imperialismo, la lucha por cambios en el sistema multilateral y la solidaridad internacional, continúan siendo fundamentales en la diplomacia cubana en la actualidad.
A finales de la década de los noventa, “el gobierno cubano tuvo que buscar el reconocimiento diplomático y la inserción económica y política a nivel regional e internacional. Estas metas determinaron la política exterior cubana en la era post-Guerra Fría, a pesar de verse limitada por el embargo estadounidense y las nuevas sanciones impuestas por Washington en 1992, 1996 y 2017”. A pesar de estos obstáculos, Cuba resistió y logró avances significativos en su participación en diversas iniciativas regionales, como el ALBA, ALADI, AEC, Cariforum, CELAC, CEPAL y, a partir de 2009, en las Cumbres de las Américas durante el gobierno de Barack Obama.
Cuba ha demostrado su compromiso con el desarrollo sostenible y la igualdad en la gobernanza global mediante la oferta de ayuda en diversas áreas. Además, la política exterior de Cuba ha defendido su sistema político y sus valores sobre el socialismo y el comunismo, buscando eliminar la dependencia del imperialismo y la discriminación entre los pueblos.
El papel de Cuba en la Cooperación Sur-Sur y su impacto en el desarrollo sostenible: desafíos y oportunidades en un mundo desigual.
En el contexto de los desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global, Cuba ha sido un actor destacado en la cooperación internacional para el desarrollo. Desde 1959, ha ofrecido ayuda a países en desarrollo en diversas áreas, especialmente en la asistencia técnica y la solidaridad internacional en áreas de la salud y la educación.
Cuba mantiene una amplia participación en la cooperación internacional para el desarrollo y ha sido un ejemplo de compromiso y solidaridad hacia otros países en desarrollo. A pesar de las limitaciones económicas que enfrenta a secuencia de las sanciones económicas aplicadas por Estados Unidos, Cuba ha brindado ayuda en áreas como la salud, la educación, la ciencia y la tecnología, la cultura, el deporte y la lucha contra el cambio climático.
La política exterior implementada por Cuba se fundamenta en valores de internacionalismo, solidaridad y unidad entre los países del Tercer Mundo, buscando defender su sistema político y cultural frente al imperialismo y la discriminación. Condena toda práctica que atente contra la soberanía de los países. destacado por su compromiso con la paz y la justicia social en el ámbito internacional.
Sin embargo, en términos de su relación con los desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global, la posición de Cuba es compleja. Como país en desarrollo, Cuba ha sido afectada por los desequilibrios en la gobernanza global, especialmente en lo que respecta al comercio internacional y el acceso a tecnología y recursos. Cuba ha argumentado que el actual orden económico internacional favorece a los países ricos del Norte en detrimento de los países pobres del Sur.
Cuba ha sido objeto de críticas por parte de algunos países occidentales debido a su régimen político, que lo critican por quebrantar los derechos humanos y restringir la libertad de expresión y reunión. Estas preocupaciones han afectado su capacidad para obtener apoyo de algunos países desarrollados en la cooperación internacional para el desarrollo.
Desde 1963, la Colaboración Médica Cubana ha sido un programa de cooperación Sur-Sur exitoso y crucial. Inicialmente enviado a Argelia para ayudar en una crisis humanitaria, la brigada sanitaria cubana de 55 profesionales de la salud brindó atención médica y capacitación en técnicas médicas. Desde entonces, la colaboración ha enviado brigadas sanitarias y personal de salud a más de 165 países en todo el mundo (ver figura 1), proporcionando atención médica gratuita y de alta calidad a millones de personas.
Fuente: Cancillería de Cuba
Figura 1. Mapa de las Brigadas de Colaboración Médica Cubana en el Mundo
Los servicios de envío de profesionales sanitarios cubanos a otros países, son conocidos como misiones médicas, tienen como objetivo brindar asistencia médica en países que lo solicitan oficialmente al Gobierno cubano por diversas razones. Estas pueden incluir la falta de personal médico suficiente en situaciones regulares o durante crisis como la actual pandemia de coronavirus, la necesidad de reforzar especialidades concretas, o la atención sanitaria en zonas alejadas o peligrosas a las que los médicos locales rechazan acudir.
La participación de Cuba en el programa Mais Médicos (Más Médicos) es un ejemplo de cooperación Sur-Sur para abordar desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global. Este programa fue establecido para enfrentar la falta de médicos en Brasil, especialmente en áreas con mayores necesidades. La colaboración de Cuba y la OPS con Brasil permitió reducir la brecha y mejorar el acceso a la atención médica básica para la población. Esta iniciativa demostró el valor y la necesidad de la cooperación internacional en el papel que pueden desempeñar los países del Sur en la lucha contra las desigualdades en la salud y la gobernanza global.
Es importante destacar que en el año 2005 del Comandante en Jefe Fidel Castro crea el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”, en respuesta a la tragedia causada por el huracán Katrina en los Estados Unidos el 29 de agosto de 2005, ofrecimiento solidario que finalmente fue rechazado por el gobierno de los Estados Unidos.
El contingente Henry Reeve, formado por profesionales de la salud altamente capacitados, ha prestado ayuda humanitaria en diversos países afectados por desastres naturales y epidemias. Han sido esenciales en situaciones de emergencia, brindando asistencia médica y humanitaria a poblaciones afectadas por terremotos, inundaciones, huracanes y epidemias como el brote de ébola en África Occidental en 2014. Han recibido varios premios y reconocimientos, como el Premio de la Solidaridad de la UNESCO en 2017. En 2020, brindaron asistencia médica y apoyo en la recuperación tras el paso del huracán Eta en Honduras y tras la explosión en el puerto de Beirut en Líbano. Su trabajo destaca la importancia de la cooperación internacional y la solidaridad en tiempos de crisis.
La activa participación del Gobierno Cubano en la cooperación internacional para el desarrollo, en particular a través de las brigadas médicas “Henry Reeve”, demuestra su compromiso con la cooperación Sur-Sur y su capacidad para brindar asistencia en situaciones de emergencia global. Esta cooperación contribuye a reducir los desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global, al permitir que países del Sur brinden ayuda a otros países del Sur y, en algunos casos, incluso a países del Norte. El apoyo brindado por las brigadas médicas cubanas al enfrentamiento a la Covid-19, en diferentes regiones del mundo es un ejemplo concreto de cómo la cooperación Sur-Sur puede ayudar a abordar los desafíos globales de manera efectiva y solidaria.
Según información publicada por el Ministerio de Salud Pública de Cuba al más 57 brigadas “Henry Reeve”, integradas por más de cinco mil profesionales de la salud, apoyaron a países de Europa, América Latina y el Caribe, África y Medio Oriente (ver figura 2), durante los momentos más críticos de la Covid-19. Con el objetivo de apoyar a estas naciones en el enfrentamiento de la pandemia en las ciudades más afectadas por el virus.
Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba
Figura 2. Mapa de las Brigadas Médicas “Henry Reeve” en el enfrentamiento la COVID-19 en el mundo
Un equipo del contingente Henry Reeve de Cuba brindó asistencia médica en la región de Lombardía, Italia, en marzo de 2020 y otro equipo llegó a Turín en abril del mismo año para apoyar al personal sanitario italiano. Los equipos estuvieron compuestos por médicos y enfermeros altamente capacitados, lo que contribuyó a fortalecer la cooperación Sur-Sur en el ámbito de la salud y a mejorar la capacidad de respuesta de los países ante situaciones de emergencia sanitaria.
Cuba ha desarrollado varias vacunas contra la COVID-19, incluyendo “Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus, vacunas que han recibido el autorizo de uso en emergencia, así como dos candidatas en ensayos clínicos: Soberana 01 y Mambisa. Esto ha sido posible gracias a la inversión que Cuba realizó en la biotecnología desde los años 80, lo que ha dado lugar a una industria de alta tecnología con capacidad científica y productiva.” (MINSAP, 2022) Cuenta con Programa Nacional de Inmunización con amplia cobertura y experiencia en ensayos clínicos a nivel poblacional, lo que ha contribuido a reducir los desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global mejorando la accesibilidad de los países del Sur a las vacunas y atención médica. La cooperación internacional en el desarrollo de vacunas y biotecnología puede beneficiar a los países del Sur y reducir los desequilibrios en la gobernanza global.
En materia de educación Cuba ha jugado un importante rol en la cooperación internacional para el desarrollo. Siendo líder en la promoción de la educación como un derecho humano fundamental y ha llevado a cabo programas de cooperación educativa en todo el mundo. La colaboración de Cuba con otros países en la educación se ha centrado en la formación de profesionales y en la transferencia de conocimientos y tecnología educativa.
La cooperación educativa de Cuba se ha centrado en los países del Sur Global y ha contribuido a reducir los desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global en el ámbito educativo. Los programas educativos de Cuba en otros países han ayudado a mejorar la calidad y el acceso a la educación para las personas que de otra manera no tendrían acceso a ella. Además, la cooperación educativa de Cuba ha fomentado el intercambio de experiencias y buenas prácticas entre países del Sur Global, fortaleciendo así la cooperación Sur-Sur en el ámbito educativo.
Cuba se ha caracterizado por mantener una cooperación internacional para el desarrollo sin imponer ningún modelo político, pero ha sido más proclive a ayudar a países con discurso marxista – leninista, como en África, ideológico o económico a los países receptores. La educación ha sido una herramienta clave en la cooperación cubana, destacando el programa de estudio creado en la Isla de la Juventud, donde se formaron miles de estudiantes africanos en su mayoría, pasando a implantarse este programa a todas las provincias.
A partir de 1970, se inició en la Isla de la Juventud un importante desarrollo educacional con la creación de las Escuelas Secundarias Básicas en el Campo (ESBEC). Estas escuelas, consideradas de nuevo tipo, atrajeron a estudiantes no solo de la región, sino también de otras partes de Cuba y de otros continentes.
Las ESBEC se establecieron con el objetivo de brindar educación secundaria básica a estudiantes que vivían en zonas rurales o apartadas, donde el acceso a la educación era limitado. Estas escuelas se destacaron por su enfoque en la formación integral de los estudiantes, combinando la educación académica con la enseñanza de habilidades prácticas y el fomento de valores como la solidaridad y la responsabilidad social.
La llegada de estudiantes de diferentes lugares del país y del extranjero a la Isla de la Juventud contribuyó a la diversidad cultural y al intercambio de experiencias entre los estudiantes. Esto enriqueció el ambiente educativo y promovió la comprensión intercultural. Además de las ESBEC, la Isla de la Juventud también se destacó en la educación a nivel superior con la creación de instituciones como la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Rafael María de Mendive”, que ofrece carreras de formación docente y pedagógica.
En 1985, durante la visita del Presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, a Cuba, se realizaron importantes modificaciones en los planes docentes de estas instituciones. Se firmó un convenio de colaboración para formar Licenciados en Educación en diversas especialidades, como Matemática, Física, Química, Biología y Geografía, con la inclusión de asignaturas de humanidades. Además, se creó una Filial Pedagógica Universitaria Carlos Manuel de Céspedes fue la institución encargada de llevar a cabo este programa, con la participación de profesores de diferentes Institutos Superiores Pedagógicos del país. Se organizaron contingentes de profesores.
Una parte fundamental del currículo de estos estudiantes fue la realización de prácticas laborales, que consistían en su participación activa en escuelas de educación media y, en algunos casos, también en la educación primaria. Los estudiantes de Angola y Namibia que realizaban estudios de nivel medio también participaron en estas prácticas. A partir del tercer año de estudios universitarios, los estudiantes impartían clases hasta el quinto año, manteniendo una presencia constante en las aulas hasta su graduación. Esto promovió la unidad, la solidaridad y el humanismo, además de fomentar el internacionalismo entre los docentes y profesores, gracias a la generosidad del pueblo cubano.
De esta manera, Cuba ha logrado hacer frente a los desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global al compartir su experiencia y conocimientos con otros países del Sur y al proporcionar acceso a tecnologías y recursos que antes no estaban disponibles para estos países. Además, el programa de alfabetización “Yo, sí puedo” ha mejorado la calidad de vida de miles de personas al permitirles acceder a empleos y a una mayor participación en la vida social y política de sus comunidades.
Por un lado, Cuba ha sido un actor destacado en la cooperación internacional para el desarrollo, especialmente en sectores de la educación y la salud. A pesar de ser un país en vías de desarrollo, Cuba ha logrado importantes avances en estos sectores gracias a su política de priorizar la inversión en la educación y la salud de su población. Además, Cuba ha compartido su experiencia y conocimientos en estos ámbitos con otros países del Sur Global a través de programas de cooperación. Por otro lado, los desequilibrios Norte-Sur en la gobernanza global se refieren a las asimetrías en el poder y la influencia entre los países del Norte (desarrollados) y los del Sur (en desarrollo). Estos desequilibrios afectan la capacidad de los países del Sur para influir en la agenda global y para acceder a recursos y tecnologías necesarias para su desarrollo.
El programa de alfabetización “Yo, sí puedo” es un ejemplo concreto de cómo Cuba ha enfrentado estos desequilibrios. En el año 2001, el presidente cubano Fidel Castro Ruz propuso la creación de un método de alfabetización que combinara números y letras, utilizando recursos audiovisuales como la televisión y reproductoras de video. Esta tarea fue asignada a la Doctora Leonela Relys Díaz, una destacada pedagoga que había participado en la histórica campaña de alfabetización en Cuba en 1961.
Rezzano plantea que el programa “Yo, sí puedo” se desarrolló con el objetivo de enseñar a leer y escribir a personas adultas que no habían tenido acceso a la educación formal. Utilizando recursos audiovisuales, como videos y material impreso, el programa buscaba brindar una forma efectiva de aprendizaje. La Dra. Leonela Relys Díaz desempeñó un papel fundamental en la elaboración y ejecución de este programa, basado en su amplia experiencia en la educación y alfabetización.
La iniciativa se convirtió en un éxito, logrando reducir significativamente los índices de analfabetismo en Cuba y posteriormente siendo implementada en otros países del Sur Global. El programa “Yo, sí puedo” se ha destacado por su enfoque innovador y su capacidad para proporcionar habilidades básicas de lectura y escritura a personas adultas. Según datos y cifras oficiales del gobierno cubano el programa de alfabetización “Yo, sí puedo” ha obtenido resultados satisfactorios, logrando alfabetizar a alrededor de 5 millones de personas en 28 países del mundo. Es considerado más que un método de alfabetización, siendo reconocido como un modelo con el que se puede obtener buenos resultados en un reducido periodo de tiempo. El programa ha sido utilizado exitosamente en países como Venezuela, Bolivia, Argentina, México, Ecuador, Nicaragua y Colombia, entre otros.
En Venezuela, se logró alfabetizar a un millón de personas en cinco meses y 27 días, declarando al país libre de analfabetismo. En México, se han obtenido buenos resultados en estados como Michoacán, Oaxaca, Veracruz y Nayarit. En África, el programa se utiliza en Nigeria, Guinea-Bissau, Mozambique, Angola y Sudáfrica, adaptándolo a las lenguas y condiciones de cada país. También se ha implementado en Nueva Zelanda y Sevilla, como la primera experiencia en Europa.
El programa “Yo, sí puedo” ha sido reconocido internacionalmente en varios países y la UNESCO le otorgó el Premio Alfabetización 2006 Rey Sejong por su exitosa aplicación en los países mencionados. El Instituto Pedagógico Latinoamericano y del Caribe de Cuba (IPLAC) ha sido reconocido por su labor en la promoción de este sistema de alfabetización.
También hay que mencionar que Cuba ha brindado asistencia militar a varios países que han solicitado su ayuda en el pasado. Entre los ejemplos destacados se encuentra su apoyo a países africanos durante la década de 1970 en su lucha contra el colonialismo y el apartheid. Uno de los casos más significativos fue el apoyo brindado a Angola en su enfrentamiento contra la invasión sudafricana en 1975.
En el caso de Angola, Cuba proporcionó apoyo militar y entrenamiento a las fuerzas armadas angoleñas, lo que resultó crucial para la victoria en ese conflicto. La intervención cubana ayudó a repeler la invasión sudafricana y a consolidar la independencia de Angola. Este apoyo militar también se extendió a otros países africanos, como Namibia y Mozambique, en su lucha contra regímenes coloniales y opresivos.
Además de África, Cuba brindó asistencia militar a otros países en diferentes momentos y circunstancias. Durante los años 80, por ejemplo, proporcionó apoyo militar a Nicaragua en su enfrentamiento contra la Contra, un grupo armado respaldado por Estados Unidos. Asimismo, brindó apoyo a El Salvador durante su conflicto armado interno, apoyando a las fuerzas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Es importante mencionar que la asistencia militar de Cuba ha sido objeto de controversia y críticas por parte de algunos países y organizaciones internacionales. Se argumenta que su intervención en conflictos externos puede interferir en los asuntos internos de otros países. Sin embargo, otros han valorado esta asistencia como un acto de solidaridad y apoyo a naciones en lucha contra la opresión y la injusticia.
Además de los países mencionados anteriormente, Cuba ha brindado asistencia militar a otros países, como Etiopía, Yemen, Guinea-Bissau, Argelia, Palestina y más recientemente Venezuela. Estas acciones reflejan la voluntad de Cuba de apoyar a aquellos que enfrentan desafíos similares y promover un sentido de solidaridad entre las naciones.
El internacionalismo cubano ha sido una forma de contrarrestar el bloqueo económico y financiero impuesto por los Estados Unidos, y también una vía para obtener moneda convertible a través del intercambio de servicios, materias primas y dinero. Por ejemplo, el envío de médicos cubanos a otros países ha sido una fuente importante de ingresos para Cuba. En algunos casos, los países que reciben ayuda de Cuba, como México, pagan por los servicios médicos de los profesionales cubanos. Sin embargo, es importante destacar que los médicos cubanos reciben un salario relativamente bajo en comparación con los estándares internacionales, y una parte de su salario es retenido por el gobierno cubano.
En este sentido, algunos han criticado la práctica del gobierno cubano de enviar a sus profesionales médicos a otros países como una forma de obtener moneda convertible, argumentando que esto explota a los trabajadores cubanos y limita su libertad de movimiento. No obstante, otros argumentan que el envío de médicos cubanos a otros países es una muestra de solidaridad y cooperación internacional, y que la atención médica brindada por estos profesionales ha sido muy valiosa en muchos lugares donde se carece de recursos médicos y personal capacitado.
También se puede resaltar la estrategia que ha utilizado el internacionalismo cubano en África ha sido clave para ganar aliados y simpatizantes en la arena internacional y para obtener votaciones en contra del bloqueo en Naciones Unidas. Además, Cuba ha utilizado su presencia en organismos internacionales para denunciar y buscar el levantamiento del bloqueo impuesto por los Estados Unidos. La solidaridad y el apoyo que Cuba ha brindado a otros países y movimientos de liberación en todo el mundo ha sido una parte importante de su estrategia para contrarrestar el bloqueo y obtener apoyo internacional para su causa.
Debido al aumentado aislamiento en el área de América Latina el Estado cubano se ha visto en la necesidad de ampliar sus lazos diplomáticos con China, Rusia, la Unión Europea (UE) y México. En 2018, después de visitas oficiales a Beijing y Moscú, Cuba firmó acuerdos con China y Rusia para fortalecer las relaciones. La relación con Rusia se centra en créditos blandos, equipamiento militar y el anti-imperialismo. Los vínculos políticos entre China, Rusia y Cuba se fortalecieron en su apoyo a Maduro en el conflicto venezolano.
Cuba y la UE negociaron el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) entre 2014 y 2015, coincidiendo con el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos. El acuerdo entró en funcionamiento en 2016 y permitió a Cuba participar en programas de cooperación regional de la UE, acceder a créditos del Banco Europeo de Inversiones y participar en programas académicos e investigativos. Además, el ADPC proporciona un marco jurídico para las relaciones comerciales e inversiones con Cuba, y simboliza el reconocimiento del régimen cubano en un entorno regional adverso.
Desde 2019, Cuba ha tenido que reorientar su política exterior debido al declive en las relaciones con Venezuela. Ha buscado diversificar sus relaciones comerciales y ha firmado el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación con la UE. Sin embargo, sustituir a Venezuela como socio estratégico requiere acelerar las reformas y encontrar nuevos aliados para enfrentar la crisis económica.
El contexto regional e internacional ha sido desfavorable para Cuba, con un mayor aislamiento y enfrentamiento con Brasil y Estados Unidos. La relación con Canadá también se ha visto perjudicada. Las opciones de encontrar una asociación estratégica con otro socio externo son limitadas, ya que China y Rusia han alcanzado su máximo nivel de relación y México está demasiado cercano a Estados Unidos.
CONCLUSIONES
Cuba ha desempeñado un papel destacado en la asistencia técnica y solidaridad internacional, especialmente en los campos de la salud y la educación, a pesar del embargo impuesto por Estados Unidos. Aunque ha obtenido éxitos en el desarrollo humano, enfrenta desequilibrios en la gobernanza global, especialmente en términos de comercio internacional y acceso a tecnología y recursos.
La Colaboración Médica Cubana es un ejemplo notable de la cooperación internacional de Cuba, ha sido un programa exitoso que ha enviado brigadas sanitarias y personal de salud a numerosos países, brindando atención médica gratuita y de calidad a millones de personas. Esta iniciativa ha sido reconocida y valorada en todo el mundo.
El gobierno cubano ha utilizado el internacionalismo como estrategia para hacer frente al bloqueo y obtener recursos y moneda convertible a cambio de servicios. Aunque esta práctica ha generado críticas, muchos la ven como una muestra de solidaridad y cooperación internacional.
La solidaridad y la cooperación de Cuba en diversas áreas han demostrado que la integración y la diversidad pueden impulsar el desarrollo social inclusivo y sostenible en América Latina y el Caribe. Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es fundamental que la región continúe trabajando en conjunto y fortalezca la Cooperación Sur-Sur. Promover la solidaridad y el apoyo mutuo entre los países es esencial para abordar los desafíos sociales, económicos y ambientales de manera efectiva.
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FINANCIACIÓN
Los autores no recibieron financiación para el desarrollo de la presente investigación.
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.
CONTRIBUCIÓN DE AUTORÍA
Conceptualización: Yolier Izquierdo Cuellar.
Análisis formal: Yolier Izquierdo Cuellar.
Investigación: Yolier Izquierdo Cuellar.
Redacción – borrador original: Yolier Izquierdo Cuellar.
Redacción – revisión y edición: Yolier Izquierdo Cuellar.