doi: 10.56294/pa202436
ORIGINAL
Social resilience and higher education: strategies for educational continuity and pillars in times of pandemic from student perspectives
Resiliencia social y educación superior: estrategias de continuidad educativa y pilares en tiempos de pandemia desde las perspectivas estudiantiles
Tamara Abigail Bitar1 *, Marta Pérez1 *, Américo Sirvente1 *, Luis Bonatti1 *, Bettina Sassu1 *
1Universidad Nacional de San Juan. Argentina.
Citar como: Bitar TA, Pérez M, Sirvente A, Bonatti L, Sassu B. Social resilience and higher education: strategies for educational continuity and pillars in times of pandemic from student perspectives. Southern Perspective / Perspectiva Austral. 2024; 2:36. https://doi.org/10.56294/pa202436
Enviado: 03-10-2023 Revisado: 19-02-2024 Aceptado: 26-07-2024 Publicado: 27-07-2024
ABSTRACT
The study aims at a first approach to university students in relation to the group/collective anchors they had, during the COVID 19 pandemic, and made viable the continuity of their career, instead of abandoning it. Two main objectives of the current research are: To know the resilient strategies that made possible the educational continuity of Social Work and Political Science students during the pandemic. To describe the social anchors of the students that favored such continuity. The methodology implemented is based on an exploratory descriptive study, whose first approach is based on the triangulation of qualitative and quantitative methods. So far, 50 % of the research plan has been achieved.
Keywords: Social Resilience; COVID 19; Higher Education; Pillars; Educational Continuity.
RESUMEN
El estudio pretende una primera aproximación a estudiantes universitarios en relación a los anclajes grupales/colectivos que tuvieron, en el atravesamiento de la pandemia COVID 19, y viabilizaron la continuidad de su carrera, en lugar de abandonarla. Dos objetivos primordiales de la investigación en curso, son: Conocer las estrategias resilientes que posibilitaron la continuidad educativa en estudiantes de Trabajo Social y Ciencias Políticas durante la pandemia. Describir los anclajes sociales de las/os estudiantes que favorecieron dicha continuidad. La metodología implementada se construye mediante un estudio exploratorio descriptivo, cuya primera aproximación se realiza desde la triangulación de métodos cualitativos y cuantitativos. Hasta el momento se ha logrado concretar un 50 % del plan de investigación.
Palabras clave: Resiliencia Social; COVID 19; Educación Superior; Pilares; Continuidad Educativa.
INTRODUCCIÓN
Resiliencia y Pandemia: un compromiso en la Universidad
La criticidad del contexto pandémico y postpandémico define adversidad por sí sola. La cantidad de muertes, así como el impensado, (hasta hace algunos años), índice de morbilidad generó un descalabro mundial en todos los órdenes cotidianos. La situación educativa formal, específicamente en ámbitos universitarios es parte de este distres generalizado que, en algunos entornos, parece no resolverse. El informe de Naciones Unidas sobre el Impacto Académico COVID 19 y Educación Superior expuso que:
Según las estimaciones de la UNESCO, más de 1 500 millones de estudiantes de 165 países no pueden asistir a los centros de enseñanza debido a la COVID-19. La pandemia ha obligado a la comunidad académica internacional a explorar nuevas formas de enseñar y aprender, incluida la educación a distancia y en línea. Esta situación ha resultado difícil tanto para los estudiantes como para los docentes, que tienen que enfrentarse a los problemas emocionales, físicos y económicos provocados por la enfermedad al tiempo que cumplen la parte que les corresponde para contribuir a frenar la propagación del virus. El futuro es incierto para todos, y en particular para los millones de estudiantes que tenían que graduarse este año, los cuales se van a enfrentar a un mundo con la economía paralizada por la pandemia.
Por lo tanto, integrar modelos innovadores como los de Resiliencia, más precisamente desde vertientes comunitarias, implica retomar relatos y perspectivas de quienes fueron y son parte de este cúmulo de adversidades sin precedentes. El informe de ONU citado, cuyo subtítulo dice: “El camino a seguir después de la pandemia” nos orienta en cuanto acciones a seguir, no sin incorporar un pensamiento crítico exhaustivo como facilitadores en los procesos educativos:
En la serie de artículos sobre la COVID-19 y la educación superior, la iniciativa Impacto Académico de las Naciones Unidas (...) habla con estudiantes, profesores e investigadores de diferentes partes del mundo para averiguar qué efectos ha tenido en sus vidas la COVID-19 y cómo están haciendo frente a los cambios. La serie también hace hincapié en las lecciones aprendidas y en los resultados positivos que puede tener el confinamiento mundial para la educación superior.
Situados/as en este contexto desfavorable, retomamos las palabras de Joëlle Frouard que nos confronta con reencuentros no poco inciertos: “El desconfinamiento nos coloca frente al enigma del otro, y tal vez también frente al enigma que somos para nosotros mismos” (2020). La pandemia COVID 19 dejó cuanto menos rastros complejos que es menester desentrañar.
Pensar la educación desde un lugar estático en los tiempos críticos, cambiantes y volátiles en que vivimos, puede ser contraproducente no sólo para los/as estudiantes sino para toda la comunidad educativa. Si entendemos que el saber fluye dinámicamente y se construye programada y aleatoriamente al mismo tiempo, podremos comprender de forma más cabal que los procesos de adaptación activa en los aprendizajes no son unicausales ni unidireccionales. Sino que una perspectiva versátil demanda y posibilita rupturas e interpelaciones constantes en la visualización de objetos de estudio también cambiantes y variables. (Bitar, 2021, p. 15)
La etimología de la palabra viene del latín: “Resilio” (Resiliens, entis, part. Pres. act. de resilire) y significa: saltar hacia atrás, rebotar, replegarse. (real Academia Española [RAE], 2014). Este término se utilizó primeramente en la física e ingeniería para referirse a aquellos materiales que luego de ser sometidos a determinadas presiones, y luego de quitarlas, volvían a tomar su forma original. En el campo de la biología también se utiliza; y desde hace varias décadas se trasladó al campo de la psicología. Como nosotros/as nos situamos desde las Ciencias Sociales, nos interesa este concepto siempre pensado en clave de interacción humana y procesos sociales. Edith Henderson Grotberg (1995) definió Resiliencia como: “La capacidad humana para enfrentar, sobreponerse y ser fortalecido o transformado por las experiencias de adversidad” (p. 155).
Asimismo, retomando también enfoques materialistas-dialécticos decimos que “La Resiliencia es un concepto vinculado a aquella capacidad de las personas de responder de modo en que su adaptación activa le permita continuar a pesar de las adversidades y poseer un remanente positivo y saludable.” (Bitar, 2021, p. 28). En este sentido, además de concebir a la Resiliencia como una capacidad humana universal susceptible de ser fomentada en cualquier momento del ciclo vital, destacamos la cuestión adaptativa desde la perspectiva crítica de Enrique Pichon Riviere quien nos plantea, más bien nos desafía, a pensar en las condiciones estructurales de vida. Este posicionamiento no implica un ajuste “a como dé lugar” en toda situación o a cualquier sistema, sino por el contrario propone un pensamiento que conlleva transformación continua y las posibilidades de modificación del medio.
Pilares de la Resiliencia: una perspectiva desde la epidemiología social
Los/as autores/as que estudiaron la Resiliencia Comunitaria en Latinoamérica, y que lo hicieron contextualizando las fortalezas interpersonales en diversas situaciones de desastres, acuñaron los llamados Pilares de la Resiliencia Comunitaria. El énfasis entonces, estuvo dado en la arquitectura de andamiajes sociales de aquellas comunidades que se reconstruyeron habiendo atravesado adversidades extremas. “Estas situaciones han puesto a prueba la capacidad colectiva para superar tales adversidades, o sea, la resiliencia comunitaria. Por ello su planteo se enraíza más en la epidemiología social que en los enfoques clásicos referidos a casos individuales” (Melillo, 2004, p. 80). En este trabajo consideramos a los Pilares como aquellos anclajes (sociales) en que anidan o se sustentan las Prácticas o Estrategias resilientes.
Aldo Melillo junto a otras/os autoras/es describen los Pilares de la Resiliencia Comunitaria, identificando una serie de elementos que interaccionan mutuamente como lo son la Autoestima Colectiva, la Identidad Cultural y el Humor Social, entre otros. En este trabajo anclaremos en aquellos afines directamente al objeto de estudio, tales como: Solidaridad, Participación Comunitaria, Pensamiento Crítico, Honestidad Colectiva, Estatal o Administrativa, Sentido de Pertenencia, Religiosidad, entre otros. (Melillo, Suárez Ojeda, Soriano, Méndez, Pinto & Rodríguez, 2004, p. 80-81, 109, 288-289)
Existen otros pilares que, si bien no fueron encuadrados como comunitarios, podemos incluirlos como coadyuvantes en los procesos de Resiliencia. En este sentido consideramos imprescindible trascender ciertas díadas antagónicas que demostraron una continua falacia: nos estamos refiriendo a la división tajante entre lo social e individual como facetas o instancias humanas separadas. No existe tal división.
Se hace necesario pasar del sujeto individual al sujeto histórico, un sujeto social, cultural y político, que permita plantearse la pregunta por la relación entre resiliencia y política. Un estudio de la resiliencia, desde la dimensión más comunitaria y social, ayudaría a deslocalizar al sujeto individual, para poder entender la resiliencia como un proceso humano histórico que acontece en sujetos plurales, con autonomía, conciencia histórica, capacidad ética y estética para imaginar, desde otros y con otros, un mundo donde sea posible reinventarnos para la vida. (Granados-Ospina, Alvarado-Salgado, & Carmona-Parra, 2017, p. 65)
La resiliencia es mucho más que soportar una situación traumática; consiste también en reconstruirse, en comprometerse en una nueva dinámica de vida. Por este motivo, la noción de sentido tiene tanta importancia, hasta el punto de constituir, para muchas personas, una necesidad casi vital. El vínculo y el sentido son, de este modo, los dos fundamentos básicos de la resiliencia. (Vanistedael & Lecomte, 2004, p. 91)
Así, el Vínculo y el Sentido están relacionados con otro Pilar de la Resiliencia: la Capacidad de Relacionarse, definido por Melillo, Soriano, Méndez y Pinto como “La posibilidad de establecer lazos y afectos con otros, para balancear la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a los demás (…)” (2004, p. 288). Estos investigadores también elaboran conceptualmente otros Pilares fundamentales en la construcción de Resiliencia, tales como: Independencia, iniciativa, creatividad, humor, entre otros.
Ocio y Estrategias o Prácticas resilientes
A los ya mencionados, se integra un nuevo pilar comunitario en los procesos de Resiliencia; al que consideramos de relevancia destacada, en tanto que expertas/os en Ocio de distintas partes del mundo, consensúan en que la construcción del Ocio en la vida de las personas es un derecho, además de una necesidad básica:
Desde la perspectiva humanista se entiende el fenómeno del ocio como una experiencia integral de la persona y un derecho humano fundamental. El ocio como elemento clave de desarrollo humano es el pilar fundamental en el que se sustentan los principios del ocio humanista (Lazcano & Madariaga, 2016, p. 20)
La Resiliencia comparte varias características con los modos en que hoy se concibe al Ocio. Ambos implican formas positivas de hacer la cotidianeidad, albergan un sentido o propósito aún en situaciones críticas y apuntan al desarrollo integral tanto en la dimensión personal como social, entre otras. (Bitar, 2021, p. 36)
El ocio, como fenómeno multidimensional, es más que la mera disponibilidad de tiempo libre o sinónimo de actividad, ya que cualquier actividad practicada por el hombre en su tiempo libre no puede ser definida e interpretada como ocio. El ocio debe ser interpretado como ámbito de desarrollo personal, es decir, como el espacio vital en el que las personas tienen la posibilidad de desarrollo integral. Desde esta premisa, entendiendo que el hombre es en esencia un ser social, el ocio es también ámbito de desarrollo social, elemento de cohesión social, de vivencia en comunidad, y factor de desarrollo económico. (Lazcano & Madariaga, 2016 p. 16)
Por ello consideramos que, antes que concebir a la Resiliencia como una meta a alcanzar, quizás sea más apropiado comprenderla en términos de procesos intrínsecamente saludables. Así, y para visualizarla con más claridad, se incorpora el concepto de Estrategia entendida como Práctica o Práctica Social. Alicia Gutiérrez (2006) en sus estudios sobre Pierre Bourdieu rescata su noción de estrategias en tanto las concibe como: “la defensa de los intereses ligados a la posición que se ocupa en el campo de juego específico (…)” (p. 73-74).
La práctica social se desarrolla en el tiempo y tiene por ello, una serie de características: es irreversible, tiene una estructura temporal, -tiene un ritmo, tiene un tempo-, tiene una orientación. Todas estas características son constitutivas de un sentido: se juega en el tiempo y se juega estratégicamente con el tiempo.
Estas prácticas son situadas, contextualizadas y producidas en la singularidad de cada cultura. Cada ser, tanto en su dimensión individual como grupal o comunitaria, es síntesis y expansión cultural. En las prácticas o estrategias se patentizan los Pilares de la Resiliencia; los/as estudiantes universitarios/as en tanto ciudadanos/as de derechos son parte esencial de una ciudadanía en construcción:
El concepto de resiliencia no es un atributo personal, nos remite a la importancia de la imbricación de la persona en su matriz social (…) es falso el dilema establecido entre la aportación personal y la aportación social. Sabemos que las dos cosas están presentes en la resiliencia, y la dosis dependerá de cada caso (…) podemos afirmar que la dimensión comunitaria es una condición sine qua non. (Forés & Grané, 2008, p. 34-35)
MÉTODO
Se trata de un estudio exploratorio descriptivo, a través de la triangulación de métodos cualitativos y cuantitativos. La población participante está constituida por estudiantes de la Licenciatura en Ciencias Políticas, Tecnicatura Universitaria en Administración Pública y Licenciatura en Trabajo Social, de la Facultad de Ciencias Sociales.
El muestreo cualitativo es de tipo no probabilístico e intencional; ya que no se pretende inferir en la generalización de los resultados, sino en la compresión de los fenómenos vinculados a las trayectorias de estos/as estudiantes en contextos de pandemia. Para su construcción se trabajó con una base muestral proporcionada por bases y listados de la facultad, pero no se estableció una cantidad determinada de unidades de análisis de manera previa. Particularmente el tipo de muestreo utilizado es “por conveniencia”, y dentro de esta clasificación, lo que se conoce como de “participantes voluntarios”, es decir, es una selección en la que las unidades de análisis participan de manera voluntaria.
Se selecciona una cohorte temporal incluyendo estudiantes que actualmente se encuentran cursando alguna de las carreras mencionadas, y que al momento de ocurrir la pandemia, COVID 19 (año 2020), ya estuviesen en el comienzo o desarrollo de las mismas.
Hasta el momento, la principal técnica implementada es el cuestionario autoadministrado (on line), con Consentimiento Informado. Asimismo, se están aplicando observaciones libres y sondeos de opinión, a la vez que han comenzado las primeras aproximaciones a los/as informantes clave direccionadas a desarrollar entrevistas en profundidad.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Dadas las instancias del proceso investigativo, a continuación, se explicitan algunos de los resultados preliminares, logrados mediante la concreción del 50 % del plan de trabajo. Específicamente, la fase de relevamiento de información se encuentra en proceso; habiendo explorado la mitad de la población bajo estudio. En este sentido, se destacan algunos aspectos relevantes de carácter cuantitativo, que luego serán complementados con la construcción cualitativa en progreso.
Los mismos evidencian que un 87 % de los/as participantes manifiesta haber contado con apoyo de alguien durante el contexto de pandemia.
En este sentido, otro eje fundamental para el análisis se centra en la mirada de los/as estudiantes acerca de este contexto epidemiológico: considerado también por el equipo de investigación, como altamente crítico. Así, el 87 % de estudiantes afirma que el COVID 19 resultó ser “una adversidad”.
Asimismo, siempre desde la perspectiva estudiantil, otro de los elementos primordiales, versa sobre el fortalecimiento logrado por ellos/as en esta adversidad. Encontrando que el 56,5 % considera haber salido fortalecido/a, mientras que el 34,8 % se expresa dubitativamente, respondiendo con un “Tal vez”, y sólo un 8,7 % enfatiza no haber salido fortalecido/a.
Asociado con el aspecto anterior, se evidencia que casi un 70 % refiere haber participado de algún grupo y/o colectivo durante la pandemia. Asimismo, de este 70 %, el equipo de investigación indagó acerca de cómo se sintieron habiéndose involucrado en dichos grupos y/o colectivos: hallando que el 50 % respondió haberse sentido “muy bien”, el 21,4 % “bien”, sin embargo, casi un 30 % expresó malestar. A su vez, y como elemento neurálgico de la construcción del objeto de estudio, de este 70 %, casi un 85 % señaló que dicha participación influyó positivamente en la continuidad en la carrera universitaria que cursa.
CONCLUSIONES
Tratándose de una investigación cuya triangulación metodológica incluye tanto elementos cuantitativos como cualitativos, en el diseño de la misma se explicitan unos Supuestos; entendidos como respuestas posibles, (no necesariamente contrastables de forma taxativa), en torno al objeto de estudio, y sobre los cuales se esbozan conclusiones preliminares. Dos de los principales supuestos son:
· Las/os estudiantes de Trabajo Social y Ciencia Política en períodos de pandemia, lograron continuidad educativa en el sistema dadas sus estrategias resilientes.
· Los resortes que posibilitaron la elaboración de estrategias resilientes se encuentran en los entornos, además de las iniciativas personales.
· De acuerdo con los análisis e interpretaciones en curso, puede concluirse que ambos supuestos tienden a confirmarse.
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FINANCIACIÓN
No se recibió financiación para el desarrollo del presente artículo.
CONFLICTOS DE INTERESES
Los autores declaran que no existen conflictos de intereses.
CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORÍA
Conceptualización: Tamara Abigail Bitar, Marta Pérez, Américo Sirvente, Luis Bonatti, Bettina Sassu.
Supervisión: Tamara Abigail Bitar, Marta Pérez, Américo Sirvente, Luis Bonatti, Bettina Sassu.
Metodología: Tamara Abigail Bitar, Marta Pérez, Américo Sirvente, Luis Bonatti, Bettina Sassu.
Análisis formal: Tamara Abigail Bitar, Marta Pérez, Américo Sirvente, Luis Bonatti, Bettina Sassu.
Recursos: Tamara Abigail Bitar, Marta Pérez, Américo Sirvente, Luis Bonatti, Bettina Sassu.
Curación de datos: Tamara Abigail Bitar, Marta Pérez, Américo Sirvente, Luis Bonatti, Bettina Sassu.
Redacción - borrador original: Tamara Abigail Bitar, Marta Pérez, Américo Sirvente, Luis Bonatti, Bettina Sassu.
Redacción - revisión y edición: Tamara Abigail Bitar, Marta Pérez, Américo Sirvente, Luis Bonatti, Bettina Sassu.